La Nación
COLUMNISTAS

La paz entre Santos y Uribe

Por estos días, se leen y escuchan muchas opiniones acerca de las malas relaciones entre el presidente Santos y el expresidente Uribe. La reconciliación no parece posible.  El nivel de las fricciones se atribuye a diversos motivos, pero se cree que son razones de índole personal y políticas.   La semana pasada se presentó una invitación del presidente Santos a Álvaro Uribe a reunirse y fumar la pipa de la paz.  Antanas Mockus y la Iglesia, se ofrecieron como garantes; pero el senador Uribe rechazó la mano tendida de Santos con el argumento de que había inamovibles de fondo, que no existía confianza y que diferencias tan profundas, en el tema de la paz, no se podían solucionar con “una invitación a tomar tinto y desayunar en Palacio”; porque frente a la paz, Uribe solo acepta tamal.  Para él, todo ta…mal.  Definitivamente Uribe es soberbio a carta cabal.

En el Senado hay un ambiente de barras bravas entre el uribismo y el santismo; con congresistas que se quieren congraciar con sus jefes y sacar provecho político del proceso de paz,  sin importarles la mayoría de colombianos que queremos la paz, y no  una guerra cruel que solo trae muertes y destrucción. Sentarse a dialogar no significa que hay  que estar de acuerdo; es inadmisible que el distanciamiento entre Santos y Uribe sea irreversible; pero en esta relación no hay terapia de pareja que valga.  El otro gran crítico de los diálogos en La Habana, el procurador Alejandro Ordóñez, mencionó tres condiciones para que el proceso de paz fuera viable: que la guerrilla se disuelva como aparato criminal tan pronto se firme el acuerdo, que acepten su condición de victimarios y que reparen a sus víctimas. El presidente Santos estuvo totalmente de acuerdo y acogió los planteamientos del Procurador. Lo anterior demuestra que aún con diferencias, cuando hay voluntad y buena actitud, se puede dialogar.

El proceso de paz entre Santos y Uribe también es importante. Lo ideal sería que estuvieran del mismo lado, analizando las diferencias y unificando criterios con respeto y tolerancia.  Que no nos sigan dividiendo entre enemigos y amigos de la paz. Después de firmar el proceso de paz de La Habana, será necesario  crear una zona de distensión para los diálogos Santos – Uribe. Ver sentados a Uribe y a Santos hablando de paz, en paz,  por ahora no es factible. Hay más posibilidades de que el Atlético Huila sea campeón del fútbol profesional, con la dirección técnica de Fernando “Viagra” Castro, quien levanta lo que sea y nos tiene soñando.  Primero tiene que haber paz en Bogotá para que haya paz en La Habana.