La Nación
EDITORIAL

Latente inseguridad

La impactante muerte de la joven estudiante del Inem Angélica Dayana, tras dos semanas de agonía, ha despertado fuertes sentimientos de protesta e indignación de los neivanos ante un hecho mortal de la cotidiana inseguridad. La impactante muerte de la joven estudiante del Inem Angélica Dayana, tras dos semanas de agonía, ha despertado fuertes sentimientos de protesta e indignación de los neivanos ante un hecho mortal de la cotidiana inseguridad. Angélica muere tras caer de la moto empujada por los delincuentes, quienes no se miden en actos violentos ni en consecuencias para cumplir sus cometidos. Angélica muere y sus responsables deben andar orondos en busca de más víctimas, agazapados en cualquier calle para aprovechar la impunidad que les rodea. La inseguridad del día a día, la que permite atracos a plena luz del día, aquella que afecta a pobres y ricos en sus mismas residencias, la que provoca muertes absurdas como la de Angélica golpea mucho más fuerte a los ciudadanos que el mismo ruido de petardos extorsivos e intimidantes. Y el robo de motos se ha convertido en uno de los elementos centrales de la sensación de desamparo que los neivanos padecen desde hace un buen tiempo. Enorme reto el de los organismos de seguridad, con el señor alcalde Pedro Hernán Suárez a la cabeza, para enfrentar esta flagelo, arrinconar a los criminales y enviarles a los ciudadanos el claro mensaje de que sí tenemos autoridad, que los malos sí tienen quién los frene y que la ciudad sí puede crecer con tranquilidad. Los recientes años no ha sido así, la sensación de inseguridad ha crecido, la gente no percibe que haya alguien al mando, no se escuchó una voz fuerte a la cabeza de la ciudad, no hubo política contra la delincuencia ni estrategias serias. Más allá de obras y proyectos, que los debe haber y son palpables físicamente y se reflejan en los presupuestos y suelen encabezar la publicidad oficial, la autoridad y liderazgo es lo que marca el rumbo de un gobierno. Se requiere y urge señor alcalde Suárez que salga al frente, que disponga medidas, que anuncie una real política de seguridad ciudadana, que coordine a diario con los organismos estatales, que asuma el papel que le corresponde como Jefe de Policía. Bastante malo es el balance de percepción de inseguridad que tenemos ante el resto del país como para darles más largas a las resoluciones. La muerte de Angélica será menos dura para sus parientes y amigos si se convierte en un símbolo que le brinde a la ciudad un mañana más esperanzador y tranquilo. Hagámosle un homenaje a su memoria, y a la de todas las víctimas inocentes de la inseguridad cotidiana. A mandar con autoridad. Los recientes años no ha sido así, la sensación de inseguridad ha crecido, la gente no percibe que haya alguien al mando, no se escuchó una voz fuerte a la cabeza de la ciudad, no hubo política contra la delincuencia ni estrategias serias. Editorialito El restablecimiento de vuelos al Caquetá por parte de Avianca es una alentadora noticia para esta región. No sólo por la calidad de los servicios a través de su moderna flotilla. También por acoger un clamor ciudadano que quedaba huérfano ante el sorpresivo retiro de otras empresas a las cuales habían respaldado.