Esperanza Andrade Serrano
Con gran expectativa del país por los cambios positivos que aporte en materia de prosperidad, renovación de las costumbres políticas y contribución al proceso de reconciliación nacional se instaló el Congreso de la República.
Son varias los retos que esperan al Legislativo, y en mi caso particular que me estreno como senadora del Partido Conservador, pero hay dos principales: trabajar con juicio, responsabilidad e independencia en darle desarrollo a los acuerdos con la ex guerrilla de las Farc y hacer las modificaciones que se contemplan necesarias para tener una paz estable, duradera y confiable.
El segundo paquete es el económico, que demandará discusiones muy profundas y serias por las implicaciones para el bolsillo de los ciudadanos: Una nueva reforma tributaria, una contra reforma al sistema de regalías, la reforma pensional, que no incluya cambiar las edades de jubilación, presupuesto de la Nación y Plan de Desarrollo, entre otros temas.
Claro que hay más asuntos de enfoque social y regional que nos ocuparán: las reforma a la salud, vital para mejorar la calidad de vida de todos los colombianos; a la justicia, con las bases para la reformulación del sistema judicial; la política, que acabe las malas prácticas que la ligan a la corrupción afectando la equidad y la democracia.
Y también hay que considerar las iniciativas de cada bancada. En el conservatismo tenemos una nutrida agenda en diversas materias, desarrollo del campo, medio ambiente, la mujer y la familia, como núcleo esencial de la sociedad, para citar sólo unos ejemplos.
De otro lado, la instalación de las sesiones entregó dos noticias. Una positiva, la voluntad de la mayoría de los partidos de elegir en la presidencia a nuestro paisano Ernesto Macías. Estoy segura garantizará la correcta gestión legislativa y de la oposición, y ofrecerá el mejor esfuerzo en la consecución de recursos y obras para todos los huilenses. Es un primer triunfo para el departamento.
Y la mala, la grotesca bajada de pantalones de Antanas Mockus, en un acto duramente criticado. No es ‘hecho simbólico’, sino vulgaridad, de irrespeto a la institucionalidad y al país. No es ejemplo para nadie, por eso estamos de acuerdo con que el senador reciba la sanción correspondiente.
Finalmente, es innegable que el Congreso vivirá una gran polarización política, pero mi propósito enorme es contribuir en dar un revolcón a la imagen y baja credibilidad que hoy tiene porque finalmente a la gente lo que le interesa y necesita es que se le resuelvan los problemas diarios de la vida para tener esperanza.