La Nación
EDITORIAL

Mototaxismo, una amenaza

El mototaxismo se está convirtiendo en una bomba de tiempo que amenaza la sostenibilidad del transporte público y en un factor de perturbación.

La práctica ilegal ha tomado en Neiva un vuelo inusitado difícil de parar y en su contra congrega a transportadores de buses, colectivos y taxistas. 

Aunque el transporte de dos ruedas  no es seguro ni apropiado para los usuarios, tiene una alta demanda que le asegura su rentabilidad 1que le abrió el camino.  

La rentabilidad la convirtió en una opción no sólo para los pequeños propietarios de velocípedos que lo utiliza para generar ingresos.

Lo curioso es que este transporte informal se transformó también en un lucrativo negocio, promovido por nuevos empresarios de la informalidad. Ellos, son los encargados de facilitar la moto a cambio de un porcentaje. No pagan impuestos, ni salarios, ni seguridad social.

La mayoría de las motos de bajo cilindraje, las más utilizadas, tienen exenciones que se convierten en un estímulo.

El mototaxismo implica externalidades negativas relacionadas con la salud y la seguridad.

Este tipo de transporte, compite con tarifas más bajas, con menores tiempos de espera y de desplazamiento y opera como un servicio puerta a puerta para muchos usuarios, no solo de estratos populares.

En muchos casos, operan con contratos semanales o mensuales, pactados verbalmente con los usuarios que recurren a este tipo de servicios ante el abuso de taxistas y la precariedad del transporte público. 

La alta demanda que el servicio está adquiriendo especialmente en Neiva le da a esta práctica ilegal una especie de ‘licencia social’. 

En contraste, las autoridades locales, sin mayores herramientas jurídicas, presionados por las empresas por el Gobierno Nacional,  expiden medidas basadas en la prohibición y restricción.

Está demostrado que la prohibición no constituye una medida efectiva para erradicarlo mientras no se ofrezcan alternativas reales para mejorar la prestación del servicio público urbano y atender adecuadamente la demanda que la comunidad requiere.

El Sistema Estratégico de Transporte es una alternativa real para una ciudad en desarrollo como Neiva. Una opción moderna, acorde a un plan de movilidad y una transformación urbanística de la capital huilense.

La solución, sigue en riesgo, si las autoridades locales no logran frenar este fenómeno que constituye la principal amenaza. El gobierno lo sabe. También los empresarios. La inmensa inversión autorizada para ejecutarlo está en riesgo. El sistema, aplicado en otras ciudades intermedias del país, sirve de espejo. 

“El mototaxismo se está convirtiendo en una bomba de tiempo que amenaza la sostenibilidad del transporte público”.

Editorialito

La ubicación de por lo menos cuatro nuevos peajes en la vía Neiva-Mocoa, como mecanismo de financiación de las vías de cuarta generación, prendió las alarmas. Ojalá que los altos costos de la financiación de estas vías, no terminen asumiéndolas los martirizados contribuyentes.