Marco Fidel Rocha Rodríguez
La clase política ha logrado como nunca antes incursionar en todas nuestras organizaciones. En el pasado muchos organismos estaban debidamente preservados por los técnicos y ello daba garantía que estas respetables organizaciones no fueran tocadas por las manos ambiciosas de los políticos.
Para el colombiano era un orgullo contar con estos organismos compuestos y dirigidos por personal técnico, donde sus resultados eran respetados y admirados científicamente.
Hoy en día las penetraciones de la política en estas organizaciones lamentablemente han deteriorado estos resultados, alterando su calidad de gestión y entorpeciendo los procesos científicos, la buena gerencia y los justos ascensos por los buenos resultados logrados.
De esta incalificable situación, se han visto afectadas las instituciones de Educación Superior, organismos dedicados al agro y muchos de los que se dedicaron con esfuerzo a estudiar con altura los fenómenos económicos y sociales.
Es hora que los políticos calmen su apetito y que retomemos para bien de la nación esas organizaciones que se distinguieron por su excelente gestión y resultados en bien de la patria, pero en especial volver a que los profesionales más destacados regresen por sus motivaciones personales y profesionales, que nos dieron tanta altura y reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Esta penetración de los políticos tanto en el sector público, como en el sector privado debe parar y entender que los méritos que teníamos ganados con excelentes resultados, no pueden ser burlados ni atropellados por la penetración de unos pocos que se han preocupado por brindar por sus conquistas pírricas a costa del sacrificio de los profesionales destacados con los que hemos contado siempre los colombianos.
Un excelente servicio a la patria, es hacer un inventario de esas destacadas organizaciones y cómo con el correr del tiempo han sido tomadas por quienes sin escrúpulos continúan haciendo de su patrimonio algo que no les ha pertenecido y afectando de manera grave nuestro desarrollo científico y nuestras buenas costumbres.