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Objetividad en el tema de la seguridad en el país. Por Cecilia López Montaño

Pensando en el nuevo aire que necesita el Presidente Santos, después de la reducción de su popularidad por debajo del 50%, un tema crucial, es la necesidad de la objetividad del Gobierno, en el tema de la situación de seguridad en el país, en el estado actual de las Farc.

Pensando en el nuevo aire que necesita el Presidente Santos, después de la reducción de su popularidad por debajo del 50%, un tema crucial, es la necesidad de la objetividad del Gobierno, en el tema de la situación de seguridad en el país, en el estado actual de las Farc. Existen dos posiciones: la del Presidente Santos y su Ministro de Defensa, quienes afirman que las Farc están debilitadas y que todo lo que sucede son reacciones de su menor poder bélico, y la de la derecha, con Alfredo Rangel y la Universidad Sergio Arboleda a la cabeza, que aseguran, para respaldar la tesis del ex presidente Uribe, que la situación de seguridad se ha deteriorado durante este Gobierno.

Para empezar a partir del 7 de agosto una nueva etapa que acabe con el pesimismo que ronda al país, es necesario hacer muchos cambios de ideas, de funcionarios, de discursos y, sobre todo, de estilo del Gobierno. No existe nada más fuerte que la verdad y esa es la ruta que debe seguir el Presidente y su Ministro de Defensa. De lo mismo puede acusarse al grupo de derecha que quiere mostrar que Uribe tiene razón y debilitar al Presidente Santos. ¿Si esa postura no es política entonces que es?

Lo que marcaría una diferencia para estos dos años que se inician, es que se diga la verdad; cifras, análisis serios, debate. Eso demostraría que al Presidente le interesa andar sobre terreno firme y que está dispuesto a asumir los costos de su política de seguridad para prepararse a lograr méritos por sus éxitos. Pero insistir en un planteamiento que no respalda la realidad que vive el país, lo debilita y no sería el cambio que todos esperan sino más de lo mismo.

Debe reconocerse que no es fácil tener como contrincante al dueño de la Seguridad Democrática, Álvaro Uribe Vélez, en plena campaña política como opositor al gobierno actual. Por lo mismo, es la verdad, la sinceridad, el cero triunfalismo, la única arma que puede utilizarse. Y paciencia frente a las múltiples provocaciones que vienen de muchos lados. Pero también humildad para reconocer los errores como el que se ha venido haciendo con los indígenas del Cauca.

Es hora de saber exactamente que está sucediendo con el conflicto armado, que este gobierno tiene el mérito de haber reconocido su existencia, algo que Uribe se negó a aceptar. Un debate serio sobre qué significa su concentración en el sur del país y, más importante aún, reconocer que no es solo con balas sino con desarrollo como se pueden combatir estos y otros actores ilegales en áreas rezagadas de Colombia.

El sur de Colombia está en todos los indicadores económicos y sobre todo sociales, a años luz de Bogotá donde se toman decisiones que no siempre reconocen las debilidades y fortalezas de estas zonas del país. Intercambios con sus habitantes que conocen mejor que nadie las causas de estos problemas y probablemente sus necesidades para avanzar en un proceso de paz.

Nada sería mejor para oxigenar este próximo tercer año de gobierno, que reinara por parte del Estado la verdad, la sinceridad sobre el alcance real de las fuerza ilegítimas. No más discursos politiqueros de lado y lado, por favor.