Hace ocho días, los restos del poeta y escritor Pablo Neruda fueron exhumados, para “establecer la verdadera causa de su muerte”. Fallecido el 23 de septiembre de 1973, Neruda y los restos de su tercera esposa, Matilde Urrutia, estaban sepultados en el patio de la casa favorita del poeta, a orillas del océano Pacífico. LA NACIÓN Hace ocho días, los restos del poeta y escritor Pablo Neruda fueron exhumados, para “establecer la verdadera causa de su muerte”. Fallecido el 23 de septiembre de 1973, Neruda y los restos de su tercera esposa, Matilde Urrutia, estaban sepultados en el patio de la casa favorita del poeta, a orillas del océano Pacífico. La versión oficial aceptada por su familia y la fundación que administra su obra, afirma que Neruda murió producto del agravamiento del cáncer de próstata que sufría. Expertos forenses comenzaron a examinar los restos del Nobel de Literatura de 1971, para descartar o ratificar la denuncia de su ex conductor y asistente personal, Manuel Araya. Él asegura que Neruda murió a las pocas horas de que se le administrara una sospechosa inyección en el pecho y no por el cáncer. La versión parece coincidir con otras afirmaciones. Un día antes de su fallecimiento, el embajador mexicano Gonzalo Martínez lo visitó en la clínica: “No vi gran diferencia en él entre los primeros días que lo conocí y los últimos que lo visité en el hospital. Lo conocí ya como un hombre enfermo, pero no llegó a estar en los huesos”, recordó el diplomático en una entrevista en junio de 2011. “El testimonio de Manuel Araya abrió el camino, pero no es sólo lo que existe. Su declaración, contrastada con los medios de la época y lo que se ha podido investigar en el proceso; la falta de colaboración de la clínica Santa María; ciertos detalles muy sospechosos de qué ocurrió durante esos días y el testimonio de personas muy serias que estuvieron con Pablo, demuestran que estamos ante un camino real y cierto y es lo que llevó al juez a dictaminar la exhumación”, explicó el abogado Eduardo Contreras. Político La historia sobre su muerte, y la búsqueda de la verdad sobre sus causas, nos llevan a detenernos sobre su obra, pero en especial sobre su actividad política. De hecho, la inició como cónsul en Rangún (Birmania), Singapur y España, donde vivió con intensidad la Guerra Civil española. De regreso a Chile y tras un paso en México como cónsul, Neruda es elegido en 1945 senador del Partido Comunista. En 1948 el gobierno de Gabriel González Videla manda al exilio a Neruda tras ser destituido como senador, acusado de injuriar gravemente al presidente. Después de un tiempo en la clandestinidad en Chile, Neruda cruzó montado a caballo la cordillera de Los Andes y se refugió en Argentina. Luego viajaría a Europa. De regreso nuevamente a Chile en 1970 fue nominado candidato presidencial, pero decidió colaborar en la candidatura del socialista Salvador Allende. En 1971 Allende nombró a Neruda embajador en Francia, su último cargo diplomático. Un año después regresa a Chile. Amante furtivo Y, claro, podríamos detenernos también en su ajetreada vida amorosa, fuente para sus versos. Aunque se consideraba un hombre sin atractivo físico, tímido e inseguro, se casó tres veces y tuvo al menos otra media decena de amantes furtivas, su inspiración para crear los versos de amor más leídos en el mundo. “Un poeta tiene que estar siempre enamorado, hasta el último minuto de su vida”, confesó a la periodista uruguaya María Esther Gillio, en una entrevista en 1970. En 1930 se casa en Batavia (hoy Yakarta) con la más desconocida de sus esposas, la holandesa María Antonieta Hagenaar. Un matrimonio que duró poco, pero del que nació su única hija: Malva Marina, quien murió a los ocho años a causa de una hidrocefalia. Aún casado con María Antonieta se enamoró de Delia del Carril, refinada intelectual y pintora argentina 20 años mayor, vinculada a la vanguardia de Europa. Delia, apodada “La Hormiguita”, es tal vez la mujer que mayor influencia política tuvo en el poeta. Fue su compañera durante 20 años. Estando aún casado con “La Hormiguita”, inicia en México una relación clandestina con la soprano Matilde Urrutia, quien se convertiría en su tercera y última esposa. El amor entre ambos se encendió de inmediato. Matilde fue la mujer junto a la cual el poeta terminó sus días y permaneció a su lado en una sepultura contigua en la casa donde vivieron junto al mar, en la tranquila aldea de Isla Negra, 100 kilómetros al oeste de Santiago. Sin embargo, Matilde no fue el último romance de Neruda. En sus últimos años tuvo una secreta amante que lo acompañó hasta el momento de su muerte, la joven Alicia Urrutia, sobrina de Matilde. Con información de AFP 
Pablo Neruda 
La tumba del poeta y su esposa Matilde Urrutia. Fotos AFP (Textos destacados) “Puedo escribir los versos más tristes esta noche. “Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.” “Para que tú me oigas / mis palabras / se adelgazan a veces / como las huellas de las gaviotas en las playas.” “Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos.” “Me gustas cuando callas porque estás como ausente, / y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.”
