La Nación
Perdiendo tiempo 1 28 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Perdiendo tiempo

Germán Vargas Lleras tiene espíritu de boxeador. Es combativo. Se trenza en combate con quien se le mida. Es parte de su ADN, digo yo, heredado de su abuelo el expresidente Carlos Lleras Restrepo, cuyo temperamento y ego son proverbiales en la historia de esta hermosa patria llamada Colombia. Germán le sale a quien sea y con más veras a quien le facilite una contienda que el presume puede ganar. “Convoque la constituyente y no amenace”, le dijo a Petro.

Más allá de disponerse a los golpes en la arena política con el presidente provocador, incendiario, mentiroso, solapado, demagogo, manipulador, malicioso, irresponsable, etc., que nos ha tocado hasta el 6 de agosto de 2026, el motivo de la confrontación es disímil para los dos. Podrían romperse la figura y hasta el destino si estuvieran en la misma arena, pero es absolutamente improbable: su soporte teórico es absurdamente distinto y Petro es hábil evadiendo al contrincante. Cada uno tiene una constituyente diferente en su mira y pendencieramente Germán le entra al juego a sabiendas de que no habrá reyerta. Será una oportunidad de desenmascarar al demagogo sin llegar a confrontaciones que animan hasta ideas de guerras civiles.

Son dos estilos diferentes. Vargas Lleras: aquilatado estadista que no sabe hacer política electoral. Petro: extraordinario activista de izquierda incitador de odio de clases absolutamente negado para gobernar por su ignorancia supina sobre gobernanza y administración pública.

Petro maliciosamente plantea una constituyente fantasiosa con ‘asambleas populares’ reclutando ‘pueblo’ dispuesto a ‘luchar’, amenazando y amedrentando al mayoritario pueblo real que desconoce y ofende. La Constitución, la Ley y la tradición democrática le importan un bledo.  Su ‘pueblo’ es peligrosamente conformado por airados indígenas, campesinos desocupados tras de una tierrita, bandoleros y criminales ávidos de indultos, vándalos y asesinos subsidiados, soñadores anarquistas, avariciosos asaltantes de las arcas públicas y un ejército de áulicos ubicados por doquier con la cachiporra del servicio público ablandando al resto de colombianos.

La que Germán concibe pidiéndole convocarla al mago distractor, es la constituyente que conocemos, la que define el artículo 376 de nuestra Constitución, la que debe tramitarse por vía de ley ratificada por la mayoría del pueblo y ser integrada por quienes  se postulen y resulten elegidos en un proceso electoral.

Este sainete distractor de los múltiples exabruptos y delitos del mundillo petrista, roba tiempo al desarrollo de Colombia. Ahí no hay nada.