La Nación
OPINIÓN

Petróleo: ¿Maldición o bendición?

Cuando Bolívar recorría el norte de Sudamérica  libertando pueblos tuvo un sueño. Ese sueño era crear una gran nación, prospera y pujante. Para ello, echó mano de tres países para formar lo que hoy conocemos como “LA GRAN COLOMBIA”.

Eran esos tres países, la Real Audiencia de Quito (Hoy Ecuador), la Capitanía de Venezuela, y la Nueva Granada (Colombia y Panamá). Bolívar muy seguramente se fio de las similitudes de sus gentes para creer que la unión duraría más de la década que en realidad existió.

Y aunque la unión fue disuelta, la suerte de Colombia, Ecuador y Venezuela, fue la misma durante un buen tiempo. Sociedades agrícolas, con una incipiente clase Política e industrial, sumidas en constantes guerras civiles de connotaciones religiosas.

Todo esto habría de cambiar con la llegada del siglo XX y la revolución del Combustible Fósil. De repente, en Venezuela, debajo de las tierras cafeteras y ganaderas se empezaría a explotar con mayor intensidad los yacimientos petrolíferos, a tal punto de que se volvió innegable la inmensa riqueza que tenía el vecino país en dicho recurso.

Pero la joya de la Corona se hallaba en un lago que había sido incluso objeto de litigio con Colombia, el Lago de Maracaibo. El subsuelo de este lago es literalmente una mina de oro que pronto llevaría al vecino país a una bonanza sin precedentes en el continente.

Pronto los cultivos y hatos ganaderos, se convirtieron en refinerías y campos petrolíferos, y los caballos y mulas darían paso a automóviles, camionetas y camperos, mientras que al otro lado de la frontera, la tierra aún tiene una importante vocación agrícola, y el uso de vehículos automotores no es tan generalizado.

La envidia “sana” hacia los hermanos venezolanos se volvió evidente, Colombia si bien cuenta con una importante producción petrolera de más o menos un millón de barriles diarios, en nada se iguala a los casi tres producidos por la República Bolivariana. Y ni que hablar de sus reservas probadas. Mientras que Colombia cuenta con aproximadamente dos mil millones de barriles, en Venezuela se calcula la astronómica suma de 316 mil millones, cantidad que lo hace acreedor del puesto número uno en cuanto a reservas petroleras en el mundo se refiere.
 
Y es por ello que durante muchos años, nuestro hermano gemelo del oriente, nos empezó a mirar por encima del hombro, Venezuela, de repente, pasó a ser una extensión meridional de La Florida, los carros de alta Gama humillaban a nuestro eficaz pero modesto Renault 4 y las ciudades venezolanas eran testigo del boom económico que se veía reflejado en las autopistas, metros,  centros comerciales, y un galón de gasolina cuyo precio no era -ni es-mayor al de una botella de agua.

PDVSA (Petróleos de Venezuela) se convirtió en una institución omnipotente y omnipresente en la realidad diaria del pueblo venezolano, pero algo no andaba del todo bien.

A pesar de ese constante flujo de ingresos a causas de las exportaciones del petróleo los gobiernos venezolanos han sido incapaces de generar verdadera equidad en la redistribución de los mismos. Hemos visto como la sociedad venezolana ha derrochado en épocas de  bonanza y han aguantado literalmente hambre cuando hay crisis.

Con todo y esto, continuaron siendo unos “petróleo-dependientes”, con una escasa producción nacional de bienes y servicios diferentes a los derivados del Hidrocarburo, subsidiando e importando todas las necesidades básicas del pueblo.

Para aumentar una crisis que se veía venir y no contentos con los auxilios, subsidios y demás prebendas que tenían, con la implantación del modelo de Gobierno Chavista, por demás corrupto y de doble moral, se abusó aún más de su producto insignia, tanto así que no contentos con exportar petróleo, optaron por regalarlo a países simpatizantes con el régimen.

Por supuesto que ante tamaño grado de irresponsabilidad y falta de planeación, la crisis tarde o temprano llegaría a un punto de no retorno. Con un gobierno comunista totalmente dependiente de un mercado netamente capitalista como lo es el del Petróleo, y la confiscación de los bienes de las empresas privadas así como el control del cambio de moneda extranjera, los venezolanos se encuentran inmersos en un estado de escasez y desesperación.

Es increíble que, tal y como lo advirtiera el líder opositor Ernesto Capriles, en los últimos 10 años de un precio estable del Petróleo, Venezuela recibiera 800 BILLONES de dólares, y hoy cuando el precio del barril ronda los 40 dólares, uno de los precios más bajos en  toda su historia, cuando deberían precisamente verse reflejadas las inversiones y políticas de choque ante eventuales crisis producto de esa cuantiosa suma, hayan filas en los supermercados para comprar un pollo o una libra de harina y haya gente protestando en las calles porque sienten que la miseria ronda a la vuelta de la esquina.

Hoy, y a pesar de que en Colombia no todo sea color rosa (lejos tal vez de que así sea), es nuestro vecino quien nos empieza a ver con otros ojos, con un poco de la envidia  que nosotros alguna vez le tuvimos a ellos, y solamente porque no fuimos “bendecidos” con una abundante provisión de oro negro, lo que nos obligó a diversificar nuestra producción nacional y ser cada día más recursivos.