La Nación
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Populismo, derroche fiscal y corrupción

Fiscalmente Colombia está en crisis. El presupuesto de cada año, está más y más desfinanciado. Ya no tiene que vender. Todo está privatizado, hasta las carreteras troncales. Para maniobrar con el presupuesto, solo le queda el endeudamiento externo e interno.

El endeudamiento de la nación es diabólico. Presagia inviabilidad y colapso fiscal. En 2.002, la deuda externa era de U$36.000 millones de dólares. A la fecha se aproxima a los U$100.000 millones. El endeudamiento interno, con el sistema financiero nacional, es casi el doble. El resultado es que de los impuestos que paguen los colombianos en 2.015, casi el 50% de los ingresos corrientes (los reales – impuestos) ya están destinados para responder por intereses y amortización de la deuda pública ($48 billones en el año). Pero además del endeudamiento interno y externo, debe responder por la deuda contingente (pensiones, salud, educación, rezago de infraestructura, vigencias futuras y los consabidos billones con que se mantiene la corrupción, que según algunas investigaciones, supera los $20 billones por año).

Parece que el gobierno de turno, está convencido de la efectividad de los dividendos que da el populismo. Se va a dedicar a construir y regalar viviendas. Primero 100.000 casas gratis, para preparar la pista a la presidencia de Santos – Vargas Lleras (más de $4.0 billones). Y ahora, otras 400.000, que costarán más de $20 billones al presupuesto nacional, para ampliar la autopista a la presidencia del 2.018. Además, cuelgan más de $4.5 billones anuales, para las afrentosas limosnas de Familias en Acción, etc., etc.

Se comienza a abrir el boquete de vigencias futuras para vías 4G, como Alianzas Público-Privadas. Auxilios para los inviables Sistemas Masivos de Transporte Urbano locales. Todo un abanico de subsidios colgados al anémico presupuesto nacional, pero sin resolver los problemas de miseria, pobreza e inseguridad social. Es el festín de los dineros públicos, envuelto en la diabólica placenta del populismo, la corrupción, politiquería y clientelismo.

Nada hace el populismo del régimen para resolver el endémico problema de desempleo, subempleo e informalidad, que son los genuinos caldos de cultivo para la desbordada pobreza e inseguridad ciudadana. Al gobierno y al régimen les resulta más rentable, políticamente, manejar la piñata de los engañosos subsidios oficiales, que resolver las causas de la miseria, la pobreza y la concentración de la riqueza nacional. Igual ocurre con los gobernantes regionales y locales. Así han gobernado siempre a Colombia.