Muchas personas cercanas se preocupan y me cuestionan acerca de mi interés en la política. Me dicen que es un desgaste innecesario, que nada cambiaré, que yo soy un empresario y debería dedicarme exclusivamente a mis empresas y hasta me dicen que pongo mi vida en riesgo. Mejor dicho, que deje así.
Como he dicho en otras ocasiones, creo que todos los ciudadanos tenemos tanto el privilegio de elegir a nuestros gobernantes, como el deber de fiscalizar su desempeño. Creo que entre más influencia tenga cada persona en su entorno, más comprometida debe estar con dichas afirmaciones.
Hace siete años decidí establecer en Neiva Professional Connsulting Services SAS, una empresa que maquila para Inmigración al Día, un bufete de abogados en EEUU. Yo podría haber creado PCS en Ecuador, Costa Rica o México, donde tendría mejores condiciones laborales y tributarias, pero elegí a Colombia y especialmente a Neiva por cariño y porque sé que los pocos o muchos empleos que yo pueda generar, ayudarán a la economía local. Hoy PCS emplea a más de 700 personas (85% mujeres) y para finales de este año serán más de mil.
Tengo un compromiso personal con Neiva porque le debo en muy buena parte lo que soy. A mi familia, a mis amigos a mis vecinos y a mi colegio, todos de Neiva. A Neiva le debo mucho.
Hace unos años leí en la revista Forbes una entrevista a Piñera, en la que decía que a pesar de que él generaba miles y miles de empleos, había entendido que sin duda tendría mucho más influencia para cambiar su país desde el sector público. Esa idea lo llevó a ser presidente de Chile.
Yo no busco ni buscaré un cargo público, pero creo que es mi responsabilidad ejercer mi influencia en la medida de mis posibilidades. Desde mis opiniones públicas hasta apoyar las campañas de los candidatos a quienes yo considero honestos y capaces.
Entiendo el enorme poder que le damos a nuestros gobernantes y entiendo también que desde sus cargos tienen una inmensa influencia en el desarrollo de los territorios que gobiernan. Es increíble lo que pueden lograr para bien o para mal. Es esa la razón por la que yo estoy comprometido a que personas decentes y capaces lleguen a los cargos públicos y ese debería ser el compromiso de todos.
Si no participamos y logramos que personas honestas, capaces y con vocación de servicio nos gobiernen, le hacemos más fácil el camino a quienes solo quieren llegar al poder para provecho personal. Si no participamos, no tendremos ni siquiera el derecho a opinar.