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Prohibido prohibir

Primero nos prohibieron el carro en ciertas horas y estacionar en la calle, no importó que el transporte público fuera de mala calidad y que no existieran suficiente parqueaderos, rápidamente el país copió la formula y muchas ciudades hicieron lo mismo. Luego nos prohibieron viajar a más de 80 kilómetros por hora en nuestras carreteras, nos dijeron que a pesar de los avances en la tecnología de los vehículos y la mejoría en algunas vías no debíamos pasar de esa velocidad.

Posteriormente nos aseguraron que conducir bajo efectos del licor era convertirnos en asesinos en potencia, entonces prohibieron que se consumiera un solo trago, ni un vino o aperitivo en un almuerzo, quien sea encontrado con una pizca de licor en su aliento o su sangre es considerado y tratado como un criminal.

Ahora nos prohibieron celebrar, sacar el carro, tomarnos un trago, llevar parrillero en una moto e inclusive en algunas ciudades hasta salir a la calle, todo porque juega la selección Colombia de futbol y dizque la euforia por los triunfos del equipo hace que nos salgamos de control.

Poco a poco han ido cercenando nuestra libertad, el estado ha decidido que debe controlarnos a todos y nos ha metido en la cabeza que somos unos salvajes, que somos “interdictos” para celebrar, entonces como decía San Agustín: primero soportamos que nos impusieran prohibiciones de todo tipo, luego las toleramos, posteriormente las aceptamos y finalmente las hemos aprobado con el convencimiento que es lo único que podemos hacer para garantizar el orden.

Pero no me vengan con cuentos, no somos ningunos bárbaros, existe por supuesto una minoría que se comporta mal y un estado incompetente para controlarla, no fueron todos los hinchas de Millonarios los que se tomaron un bus de Transmilenio, fue un grupo de ellos que se paseó por Bogotá ante la mirada impávida de todos, incluida la policía por supuesto. Tampoco intentamos matarnos o agredirnos todos los que salimos a la calles a celebrar el triunfo de nuestra selección, fueron unos cuantos, pero la incompetencia de las autoridades hace que se vayan por la fácil, prohibir que celebremos antes de poner a buen recaudo a quienes arman el desorden.

Para que tener lo derechos constitucionales si los cercenamos en cuanto podemos, quizás faltó incluir en la Carta Magna un artículo que exigiera a las autoridades creatividad y cumplimiento de sus deberes, es decir que tuvieran claro que está prohibido prohibir como principal estrategia para solucionar su ineptitud.

garcia.francisco@javeriana.edu.co