La Nación
Reedición del festín para la captura de votos 1 14 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Reedición del festín para la captura de votos

Por: Marcos Silva Martínez

 

Empieza  el recurrente festín electoral colombiano. No se esperan  sorpresas. La mayoría de los candidatos se mueven bajo la dinámica del clientelismo, la politiquería, la lisonja y el desconocimiento de las reales necesidades, de la comunidad y del desarrollo nacional, institucional y social.

En Colombia lo que se practica y explota con habilidad es la politiquería y el clientelismo y por eso generalmente cada gobernante resulta peor que el anterior.

El clientelismo, la politiquería, con su hija natural, la corrupción, repotencian las erráticas acciones y decisiones de los gobernantes y el despilfarro de los recursos públicos.

Son los factores que constituyen la causa del precario desarrollo nacional, del conflicto económico-social y la endémica pobreza de las mayorías nacionales.

Es innegable que hay ciudadanos honestos que se interesan por la política, pero cuando participan como candidatos generalmente son arrollados por el populismo vergonzante de los politiqueros de oficio, ciegos perseguidores de su presa: el botín de lo público.

Todo ciudadano debe ser consciente de la realidad que vive el país. Se lo tomó la mediocridad, la irresponsabilidad política, institucional y burocrática, el amiguismo, el oportunismo, y la corrupción. Los hechos e investigaciones cosméticas  lo demuestran.

Desafortunadamente la decisión de votar por un candidato, la toman los electores, generalmente sin conocer antecedentes y solvencia moral,  social y política del candidato.

Desde hace más de 200 años, los gobernantes no han ejercido el poder en pro del interés general de los ciudadanos. Esta es la causa del endémico atraso socioeconómico, industrial, tecnológico y educacional nacional.

El elector debe analizar quién es el candidato, qué intereses representa y quiénes lo apoyan, rodean y asesoran. También debe analizar sus planteamientos y propuestas. Sus antecedentes sociales, morales y políticos, su formación  intelectual, su posición y criterios respecto al desarrollo integral, regional y  nacional. La decisión debe ser racional y muy responsable, socialmente.

Es deber de todo ciudadano evitar que continúe el festín de lo público, el desgobierno, la corrupción, con la consecuente generación de efectos negativos sobre el desarrollo nacional y calidad de vida de las mayorías.

El instrumento y recurso ineludible para el cambio debe ser el voto del ciudadano honesto y responsable y la participación del constituyente primario.

Si nos equivocamos o negociamos el voto no tenemos derecho a quejarnos de los resultados negativos del ejercicio del poder público.

Las siguientes son reflexiones oportunas en época electoral: ¿por qué los presupuestos públicos nunca alcanzan?, ¿por qué tanta corrupción e investigaciones sin resultados?, ¿por qué la precariedad de los servicios públicos, la crisis vial y del transporte, la pésima calidad de la educación, la inseguridad ciudadana, el sostenido negocio nefasto de la salud?

Son, entre otras, realidades que deben tenerse en cuenta para decidir por quién votar.

La ineficiencia, mediocridad e irresponsabilidad de los gobernantes, propician los pésimos resultados del ejercicio del poder público, la corrupción, la inseguridad, la pobreza y el atraso secular de la nación, tal como se evidencia hoy.

La desfachatez de los gobernantes es tozuda. Saben las causas de los graves problemas que aquejan a las mayorías nacionales, pero no los atacan porque menoscaban los intereses de los avezados explotadores de lo público.

El ambiente de las próximas elecciones, el elector honesto y sensato, racional y responsable socialmente, debe aprovecharlo para analizar e indagar sobre la situación socioeconómica y política del país, sobre las perspectivas socioeconómicas del futuro y debe desarrollar una acción pedagógica ante los electores, para demostrarles quienes son los culpables de toda la problemática nacional de Colombia.

Bajo las condiciones fiscales, socioeconómicas  y de endeudamiento público, la realidad del desarrollo nacional y la precaria y laxa institucionalidad actuales, el horizonte socioeconómico y de desarrollo  de la nación, es absolutamente preocupante y los órganos de poder, especialmente el congreso y el ejecutivo nacional, nunca se han preocupado por la problemática nacional y sus naturales consecuencias.

Es posible explorar el uso de recursos legales constitucionales, al alcance del constituyente primario como el plebiscito, el referendo, las consultas populares y aplicarlos para reestructurar el ordenamiento legal y profundizar la participación democrática. Esos recursos han sido poco utilizados, por  la negativa o renuencia de los gobiernos y el Congreso a plantear,  aprobar e impulsar  instrumentos legales de cambio y rectificación de la institucionalidad y el poder.

La participación directa del constituyente primario, para mejorar el marco legal institucional,  la equidad socioeconómica integral y el desarrollo nacional, debe ser objeto de promoción y socialización ante los ciudadanos, con tanta o mayor profundidad que el programa de un candidato o movimiento político y es la forma de desarrollar la democracia, cuando el órgano legislativo y el gobierno no actúan como deberían hacerlo.

Por lo tanto, solo debemos votar por quien se comprometa a convocar e impulsar procedimientos de participación y decisión del CONSTITUYENTE PRIMARIO. Es la única vía que le queda al pueblo raso. 03-07-2021