María Consuelo Plazas Serrato
El incremento en el pasaje del metro fue lo que motivó las voces de protestas sociales o como coloquialmente se suele decir fue la gota que rebosó la copa del pueblo chileno y no obstante el presidente Sebastián Piñera anunciara en una de sus alocuciones la suspensión del alza a las tarifas del transporte público y declarar el estado de emergencia con ocasión de los hechos graves de violencia, las manifestaciones continúan y día tras día el problema se agudiza más.
Aunado a lo anterior el descontento de los chilenos se mantiene en ascenso motivado concretamente en los bajos salarios, el nivel de vida cada vez más alto o como lo expresara un experto en la materia “el sentir ciudadano es que la vida en chile cada día está más cara y los sueldos no necesariamente tienen el crecimiento que debiesen tener para generar mayor prosperidad. Entonces se está viviendo a precios de país desarrollado pero con sueldos que aun pertenecen al tercer mundo”.
Es tal la veracidad de lo afirmado que el mismo presidente Piñera reconociera su incompetencia y falta de visión al aceptar que: “Es verdad que los problemas no se han producido en los últimos días. Se venían acumulando hacía décadas. Pero es verdad también que los distintos gobiernos no fueron o no fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Esta situación de inequidad, de abuso que ha significado una expresión genuina y auténtica de millones y millones de chilenos”.
En concordancia con lo señalado llama poderosamente la atención los resultados arrojados respecto de Chile en el Country RepTrak 2018, estudio que mide la forma en que los países que conforman el G8 (grupo de los Ocho) perciben la reputación corporativa de las empresas de 20 países de Latinoamérica en relación a variables asociadas a tres dimensiones: calidad de vida, nivel de desarrollo y calidad institucional.
Entre las conclusiones más significativas destaca que no obstante en el 2018 la mayoría de los mercados globales conservaron baja tendencia en la reputación, “Chile se contrapone a esa tendencia. En líneas generales, los resultados han tenido una tendencia positiva, con mejoras en la mayoría de las compañías y en casi todos los sectores”. Es tal su importancia que El Economista, portal que informa sobre economía y finanzas para américa, tituló “Chile es el país con mejor reputación de Latinoamérica”.
Lo anterior conduce a formular el siguiente interrogante: ¿Tanta prosperidad era simple cuestión de apariencia? “Dime de qué te ufanas y te diré qué te hace falta”.