La Nación
Constitución y constituyente primario 1 15 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Constitución y constituyente primario

 

Por: Alexander Molina Guzmán

 

A treinta años de haberse creado la constitución política que tenemos, con todo y los más de cincuenta remiendos que le han hecho, eso que llaman reformas constitucionales, valdría la pena reflexionar si se superaron las causas que produjeron esa constitución. Porque se supone que una nueva constitución es para eso, para abrir un camino hacia una mejor sociedad. Pues, miren: antes de nuestra actual constitución se habían arruinado varios procesos de paz, hoy en día tenemos un proceso de paz que está siendo destrozado por el uribismo; había sido casi exterminada la Unión Patriótica, y hoy hay un sistemático exterminio de líderes sociales; el narcotráfico ya había penetrado toda la sociedad y la estructura estatal, a tal punto que agentes del narcotráfico lograron que se prohibirá la extradición (se volvió a activar en 1997), y en la actualidad los carteles de la droga están más fortalecidos, han mantenido su poder de penetración en la sociedad y en la estructura estatal que hasta en las propiedades de altos funcionarios públicos se procesan drogas ilícitas y se sostienen relaciones con estos personajes; había una prensa silenciada y amenazada, pero hoy las circunstancias no han cambiado para aquella prensa que quiere ser libre y para periodistas que quieren ejercer esa libertad; estábamos plagados de abusos de autoridad por parte del gobierno nacional y de las fuerzas militares, hoy la situación sigue siendo la misma, eso lo evidencia el autoritarismo del gobierno uribista, las más de seis mil ejecuciones extrajudiciales (“falsos positivos”), la desaparición y el asesinato de manifestantes que han alzado la voz contra ese abuso de poder. Entonces, sí cabe preguntarse por qué no hemos superado estas causas que explican por qué no hemos salido del subdesarrollo, y por qué somos uno de los países más desiguales y corruptos del mundo.

Una de las razones es que tenemos una clase que dirige el estado de manera mafiosa, pensando como mafiosos y no como “dirigentes”. Pero aquí es donde se pone en evidencia una responsabilidad, la del constituyente primario, el que vota, el que elije. Porque con la nueva constitución le dijeron al pueblo ¡tenga!, usted es el soberano, usted manda, ¡elija! Pero ese constituyente no se preparó para eso, no se ilustró, no se educó y, de paso, persigue su propio interés para llenar su estómago vacío; en estas circunstancias, ha sido presa fácil de esa dirigencia mafiosa que ha comprado ese poder (el voto) de manera sistemática para acabar hasta con la misma dignidad de ese constituyente. Fíjense que el problema no es la constitución, es ese constituyente.