Este líder eclesiástico se desempeñaba como Vicario General y Vicario Judicial del Vicariato Apostólico de San Vicente del Caguán, además era director de la emisora comunitaria Ecos del Caguán.
El padre Luis Alfonso Molina, fue ordenado sacerdote en 1992 por parte de monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, obispo de Florencia en esa época. Recordado por los sanvicentunos y la Iglesia Católica como uno de los máximos mediadores durante la zona del despeje.
El padre Molina Duque deja un gran vacío entre la comunidad católica del municipio de San Vicente del Caguán, donde vivió cerca de 25 años, de los cuales 12 estuvo al frente de la parroquia Catedral de Nuestra Señora de las Mercedes y aproximadamente ocho como director de la emisora.
Aunque Luis Alfonso Molina Duque era natural del municipio de El Doncello, al norte del Caquetá, será sepultado en el municipio de San Vicente, pues fue allí donde pasó gran parte de su vida y dejó un legado importante.
“Estamos muy consternados, son muchos los sentimientos de dolor y pesar por su partida, pero a la vez es un sentimiento de gratitud por todo el ministerio y la tarea evangelizadora que realizó en el Vicariato de San Vicente”, expresó monseñor Francisco Javier Múnera, obispo del Vicariato Apostólico de San Vicente.
Espíritu misionero
El sacerdote Luis Alfonso Molina se formó en la Diócesis de Florencia, era hijo de colonos, estudió en el Seminario Menor donde fue formado con el espíritu de los Misioneros de la Consolata y por los primeros diocesanos de la Diócesis de Florencia.
Hombre de grandes virtudes y cualidades que siempre se caracterizó por hacer presencia en medio del pueblo, por su sensibilidad y preocupación por todas las vicisitudes de la comunidad. Le correspondió estar los años más difíciles de San Vicente, pues debió asumir las riendas de la Iglesia Católica un día después del final de la zona de despeje.
“Esos fueron los años más difíciles para él, porque tuvo que enterrar decenas de muertos, tuvo que controlar a las viudas y fue el apoyo solidario para todas las víctimas del conflicto. Luis Molina Duque quedará en la memoria de todos quienes se beneficiaron de su ministerio”, dijo el Obispo.
Hombre de lucha
Los católicos recuerdan cómo durante los meses que duró la zona del despeje el padre Luis Alfonso Molina hablaba con la guerrilla con más cercanía. Era un hombre revolucionario, pero no violento, quien sin pedir nada a cambio siempre luchaba por su pueblo.
El padre Molina, era uno de los hombres más curtidos de los años de conflicto en el Caquetá y muchos lo recuerdan por sus épocas de colegio con ‘Iván Márquez’.
Pero ese no fue su primer encuentro con guerrilleros como Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’, a él ya lo conocía desde mediados de la década de los 60, cuando fueron casi compañeros de seminario.
“Él fue prácticamente uno de mis compañeros de seminario, porque mientras yo hacía sexto él hacía quinto de bachillerato. Hacíamos revolución, pero la hacíamos luchando por el pueblo, pidiendo energía, agua, sin hacer daño. Y esa es la idea que le venden a los jóvenes, pero cuando llegan allá se dan cuenta de que la ideología de los grupos armados se perdió, ya no se lucha por ideales”, comentó alguna vez en una entrevista el padre Molina Duque.
El legado de este gran hombre hoy queda en la memoria de cientos de personas, de fieles creyentes que siguieron uno a uno sus pasos.
El padre Molina Duque será sepultado en San Vicente del Caguán.