La Nación
COLUMNISTAS

Los minitaxis

El cuerpo de la pasajera del taxi salió despedido por la compuerta trasera y el cuerpo del conductor por su propia puerta. El impacto fue tan violento que la muerte llegó instantáneamente para ambas personas.

Fue el desenlace fatal de un violento choque entre un taxi (o minitaxi) y un vehículo particular en la calle 72 con carrera 7ª en Bogotá. Eran las 3 de la mañana; al parecer el particular cruzó el semáforo en rojo e invadió la vía del taxi y lo golpeó de costado para prácticamente desarmarlo y dejar a sus ocupantes inermes.

Desde hace varios años han proliferado los minitaxis, los cuales no ofrecen las más mínimas garantías de seguridad para la vida humana. Son esos pequeños taxis amarillos con poca estabilidad y cuya silla trasera, donde por lo general va el pasajero, está totalmente expuesta ante una colisión.

Estos taxis pueden ser económicos en términos de rentabilidad pero no ofrecen la seguridad que exigen las calles y carreteras en Colombia. El caso mencionado inicialmente es un ejemplo de la vulnerabilidad de estos vehículos y la facilidad con la que un impacto lo desarma, exponiendo a pasajeros y conductores a altos riesgos.

El Código de Tránsito prohíbe las defensas rígidas en los vehículos pero esto no quiere decir que la cabina deje de serlo. Los vehículos tienden a ser frágiles en sus defensas para amortiguar los golpes y reducir el grado del impacto, sin embargo en estos minitaxis todo es frágil y no ofrece la más mínima protección.

Es mucho más peligroso este tipo de vehículo cuando aumenta la velocidad; incluso a estos debería prohibírseles que transiten a más de 60 kilómetros por hora.

Naturalmente, estos taxis son prohibidos en otros países pero como siempre en Colombia hay pocas herramientas legales para evitar estos contrasentidos.

El alto índice de accidentes vehiculares con víctimas no solamente es por la falta de señalización, autoridad, educación a los conductores o mejores vías, entre otros, sino también por elementales normas de seguridad que deben tener los automotores que se fabrican en el país o que se importan.

En mora está el control y la legislación colombiana de vivir acorde con los tiempos actuales en los que la calidad está empezando a primar en la sociedad global, especialmente para minimizar los riesgos para la vida humana.

Mientras tanto nos siguen invadiendo los minitaxis.