En medio de lágrimas de tristeza fue sepultado Gilberto Fierro Medina, el hombre que no solo colaboraba con la parroquia del corregimiento de Zuluaga en el municipio de Garzón, sino que cada año en la celebración del Día del Niño, brindaba felicidad a los chiquillos dándoles un regalo y una copa de helado, arrebatándoles además una sonrisa cuando se vestía de payaso.
El hombre, de 56 años de edad, perdió la vida a manos de sicarios que llegaron hasta su vivienda en la finca El Piñal en el centro poblado de Silvania, en medio de una fuerte lluvia y bajo la complicidad de la oscuridad, ante la falta de energía eléctrica, por un corte minutos antes, el martes 20 de diciembre a las 6:30 p.m.
Los asesinos, quienes se movilizaban en motocicleta, llamaron a gritos a Fierro Medina con el pretexto que les prestara herramientas para arreglar el vehículo que se les había varado. El hombre sin disculpa alguna, y como siempre lo sabía hacer salió a prestar un servicio. Cuando se dirigía por el ante jardín de su casa recibió el disparo por la espalda que le afectó el sistema pulmonar y sanguíneo causándole la muerte en minutos.
Pionero de las fiestas
Gilberto era el mayor de seis hermanos. Fue un hombre humilde, trabajador, servicial, amable y alegre. Desde su niñez se caracterizó por su amabilidad y servicio. Por ser el mayor, todos los días salía a trabajar y a colaborarle a su padre, Álvaro Fierro, en las labores de la finca y molienda que tienen en la vereda el piñal.
Luego de varios años tomó la iniciativa con otras dos personas, de crear un sitio para jóvenes con música romántica, pop y baladas, marcando la diferencia de las cantinas de pueblo. Esta fue ubicada en una de las esquinas del centro poblado y fue llamada Heladería la Campiña.
Era una casona, con una buena decoración, los cuadros que colgaban de la pared nunca pasaran de moda, las sillas eran acorde al lugar, con un diseño único y llamativo, la música que sonaba en aquel sitio era suave, permitía tener un diálogo con otra persona, las bebidas y productos que se vendían, llamaba la atención de propios y visitantes. Fueron muchas las generaciones que pasaron por este lugar.
Dio Felicidad
Gilberto le gustaba dar felicidad a los niños. Fue así que tomó la iniciativa de celebrar el 31 de octubre, realizando una actividad por su cuenta y dar regalos a cada niño, incluso se vistió de payaso. Al ver la acogida que tuvo y ver la felicidad de los niños y jóvenes decidió armonizar cada fecha especial.
Era poseedor de un gran equipo de sonido y lo prestaba para las festividades de la parroquia. No era de misa cada ocho días pero era muy servicial con la parroquia y comunidad. Fierro anualmente se comprometía con los pobladores para amenizar las fiestas.
Pues fue el pionero de los reinados en Sampedro, fiestas decembrina y demás festividades que se celebraban en la población, sacaba su tarima y equipo de sonido, cerraba una de las cuadra principales para colocar caseta y así brindar a propios y visitantes unas fiestas que se disfrutaban hasta el amanecer con orquestas y buenos DJS. Sus fiestas fueron las mejores, y quedaran en el recuerdo de quienes las vivieron.
Su despedida
Las exequias se realizaron en la parroquia de San José de Zuluaga. Recibió gran acompañamiento por parte de sus familiares y amigos. En el cementerio los moradores lamentaban la gran pérdida para la familia y comunidad.
La nueva Campiña, esta fue restaurada y traslada a la siguiente esquina. Se caracteriza por su buena música y atención.
En su sepelio fue acompañado por sus familiares y amigos