Johana Molina, es una de las neivanas que vive en Estados Unidos, narró a LA NACIÓN.com.co cómo soporta intensamente las intensas nevadas en Massachusetts. Su vida cambió. Su comida, vestimenta y sus costumbres también.
En su casa en Massachusetts, estado de Estados Unidos, la neivana Johana Molina guarda decenas de kilos de sal. Las camufla para poder derretir la cantidad de hielo que esconde la estructura donde habita desde hace dos años y medio cuando decidió viajar desde Neiva hacia Norte América en busca de aprender inglés.
La mujer de 26 años lanza manojos de sal sobre lo que encuentre y derrite el hielo producto de la tormenta histórica de nieve y frío que sacude durante este mes a Estados Unidos. Desde la ciudad de Filadelfia (Pensilvania), por toda la costa este de la nación hacia el norte, incluida Nueva York, Nueva Jersey y Nueva Inglaterra, hasta la vecina Canadá, hay nieve por todos lados.
Ella desde Massachusetts la soporta con mayor intensidad desde la semana anterior. “Cuando hay tormenta y se decreta el estado emergencia el Gobierno prohíbe el tráfico y la movilización de personas, por eso cuando empieza a nevar comenzamos a comprar elementos como palas, escobas, carretillas, sal, comida, más que todo enlatados y elementos no perecederos”, dice la opita a LA NACIÓN.com.co.
“Es muy difícil salir de las casas, manejar y llegar a las oficinas, por eso algunas empresas suspenden las actividades. Otras personas trabajan desde la casa y cuando se decreta la emergencia nadie puede salir, entonces solo trabajan las personas que están en puestos de emergencia como médicos, policías, bomberos, entre otros”.
“Todas las vías se llenan de nieve por los menos uno o dos metros, quedan intransitables, todas se ven blancas, entonces el Gobierno ya tiene carros especiales para limpiarlas. Cuando empieza a nevar el carro pasa limpiando las calles para que puedan pasar los vehículos y las personas.
“También existen vehículos especiales que se encargan de limpiar los andenes recogiendo las nieve o echándole sal para que se derrita, para que las personas puedan caminar cuando pasa la tormenta y puedan ir a trabajar, a comer, a la universidad, y todo lo que tengan que hacer.
“Normalmente la gente va los supermercados y compra bastante comida, mucha agua, enlatados, pero nosotros, como típicos colombianos, dejamos todo para lo último, pensamos que no va a pasar nada y no compramos mucho. Cuando hay nevadas hay mucha fila para comprar, la gente lleva muchas comidas para prepararse, muchas herramientas para lo que pueda pasar, entonces a veces escasea la comida y otras cosas”.
“Cuando hay una fuerte nevada, le toca a uno un plan casero, ver películas, televisión, noticias, leer, escuchar música, dormir, navegar en internet, todo lo que se pueda hacer dentro de la casa, porque de ninguna manera se puede salir. El Gobierno decreta la emergencia y uno debe trabajar desde la casa. En el caso de los hoteles, casi siempre les dan todo a sus empleados para que vivas durante esos días allí.
“Ya uno se acostumbra, al principio es duro, pero luego uno se aclimata, algunas personas viven con gripe, pero eso algo normal, le toca a uno abrigarse bien para protegerse, sobre todo cuando pasa la nevada y uno tiene que salir a limpiar la nieve para poder despejar las entradas.
“Definitivamente sale cuando ya todo haya pasado, cuando las calles estén limpias y no exista ningún peligro, entonces uno se abriga bien, se pone varias prendas de vestir, una chaqueta térmica, un gorro, varias medias, unos guantes y unos zapatos con una suela especial para poder caminar en la nieve y no se peguen al piso.
Afortunadamente algunas casas – no todas- tienen calefacción y entonces uno puede dormir bien, yo me pongo la pijama normal y me echo una cobija nada más.
“Conducir en medio de la nieve es súper peligroso. Los carros se resbalan, cuando son muy fuertes a veces no se puede ver ni el carro del frente, yo solo he tenido un resbalón, que fue ayer en la última tormenta.
“Uno se acostumbra, uno está pendiente de los medios de comunicación a toda hora, del canal del clima donde están mostrando lo qué está pasando, entonces uno simplemente acata las indicaciones. Ellos envían avisos, llegan a los celulares para avisar sí hay tormenta, en todas partes informan y uno está pendiente para refugiarse.
“Extraño el calor de Neiva, pero por ahora seguiré- pese al extenuante frío- en Estados Unidos”, concluye.