Dramática inseguridad estamos viviendo en nuestro país y en Neiva. La inseguridad, lamentablemente y desde hace un buen tiempo, volvió a ser el primer problema nacional y en los territorios. Lo más grave es que cada día la situación parece acrecentarse. Es enorme la preocupación, zozobra y agobio de la ciudadanía que no puede caminar tranquilamente y del sector empresarial terriblemente amenazado por la extorsión. Recuperar la seguridad es entonces el gran reto de todos como sociedad, pero especialmente para el Gobierno Nacional y los mandatarios departamentales y municipales.
Los hechos de violencia no pueden convertirse en paisaje o costumbre. El silencio genera más incertidumbre. Aquí está en juego la vida, el bien jurídico más preciado que todos tenemos. Además, el daño a la economía es profundo.
En Neiva vimos recientemente la noticia de 4 artefactos explosivos lanzados a empresas en una semana. Hechos ligados a la presión extorsionista de la criminalidad. La carnetización rural cada vez es mayor. El atraco o raponazo, la extorsión, el microtráfico, la carnetización y en general la violencia e inseguridad, sin dejar a un lado el hambre, la pobreza y el desempleo, demanda urgentemente de un Plan Integral de Seguridad en la capital huilense.
Es un momento para rodear a nuestra Policía y Fuerzas Armadas. No para atacarlas por protagonismo político.
El gobierno nacional debe entender que las disidencias violan el cese al fuego y de hostilidades no únicamente cuando se presentan enfrentamientos o ataques armados, también lo es cuando ejercen carnetización condicionante a la ciudadanía u obligan al emprendedor o empresario a pagar “vacuna” o extorsión. O las disidencias (llámense como se llamen) dejan de extorsionar y carnetizar o que se levante el cese en nuestro departamento del Huila permitiendo a las Fuerzas Militares y de Policía enfrentar con más efectividad a la delincuencia y recuperar el control y tranquilidad en todo el territorio.
No puede ser que lo que alguna persona, familia o empresario gana con el esfuerzo de su trabajo, la criminalidad (sea delincuencia común o disidencias) quiera arrebatárselo con violencia. Es necesario una Mesa de Seguridad en Neiva con participación de todos los sectores productivos y empresarios. Algunos al no encontrar respuestas institucionales se están armando para defenderse. Ojo, otros y no son pocos, están pensando en irse de nuestro departamento por temor. No se puede permitir ese éxodo empresarial, que golpearía en mayor medida la competitividad local y regional, acrecentaría la pobreza, el hambre y el desempleo.
Desde el territorio resulta indispensable una política clara que enfrente el expendio y consumo de drogas en Neiva. Contrarrestar las ollas y el micro tráfico local es requisito prioritario para la seguridad. Así mismo, invito al alcalde de Neiva a consolidar frentes de seguridad en cada comuna y corregimiento integrando a las empresas de vigilancia y asociaciones de policías y militares retirados.
El enemigo en común es la inseguridad y criminalidad, por tanto, es momento de liderazgo, unión, determinación, mejor articulación, seguimiento, más tecnología y tomar medidas más agresivas y certeras. Neiva no puede regresar al pasado. De lo contrario, sería oportuno pensar en una Marcha por la Seguridad desde Neiva para Colombia.